Pareciera que fue ya hace muchos años. Tengo el recuerdo de tu rostro con esa mirada dura; el sinsabor en la boca del recuerdo de esos besos no dados. Tengo las esperanzas rotas y los sueños desgastados; y en la sombra de la calle guardo un trozo de melancolía. Tus ojos me lo han dicho todo, y se clavaron como espinas en los míos; me hicieron llorar. Me congelaste el alma y me convertiste en piedra. Me has vuelto un ser inerte que no responde a los estímulos de la agonía. Mi cuerpo ya no vive, y aún así me duele.
Pareciera que fue ya hace muchos años cuando me reflejaba en la ternura de tus ojos, cuando sentí que tus brazos me envolvían y mis respiros te pertenecían. Eras mi motivo y así me convertía yo en el tuyo. Hoy no soy nada. Me siento nada. No soy más que una roca desgastada, de esas que pierden la aspereza con el roce de las olas. No soy nada, y en mi letargo sólo pronuncio tu nombre. Mis labios no conocen otra palabra; sólo tu nombre. Pero soy nada, y en la nada se pierde mi esencia. Yo perdí.