Recién salgo del letargo en el que me atrapó la rutina. Los pendientes se amontonan sobre la mesa y los ánimos se van haciendo trizas.
Sólo quiero que llegue el fin de semana, para volar, para salir corriendo a donde nadie me encuentre.
Tengo horas de fatiga en el rostro y lo peor es que la salida aún está lejos.
Quiero dormir... quiero no pensar...
Sólo quiero un poco de paz.
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