La realidad parece disiparse en sueños llenos de ilusiones. Las paredes siguen del mismo color, la radio toca las mismas canciones que recuerdo de hace años y mi cuarto tiene el mismo aroma a frutas y dulce. Podría jurar que el tiempo no ha pasado por esta habitación, y sin embargo, yo no soy la misma.
Mis sueños han cambiado, mis deseos y mis metas se han transformado en algo más ambiguo, pero también más ambicioso. Y ahora tú, formas parte de mi vida, y pese a que no te tengo, te siento mío de alguna manera. Es extraño, porque el sentimiento parecería no mermarse a pesar de que tu recuerdo se difumina cada día más; siento como si observase un retrato que lentamente va degradando sus colores hasta dejar tenues líneas casi imperceptibles a la vista.
En tiempos pasados, te habría confesado que me gustas, o que te quiero; pero en los tiempos de hoy, en los que todo es incierto y la verdad se dice con medias palabras, no estoy segura de que hubieses entendido a qué me refería.
La verdad ya no sé si se trata de tu recuerdo, de una imagen imagen tuya o es simplemente mi mente ingenua que se inventó una historia para no perder la razón en la monotonía de esta vida.
¿La verdad? No sé si existes.
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