lunes, 10 de marzo de 2008

Vi una estrella brillar


Y la confundí contigo.
Pensé que era la ilusión de tu historia feliz.
Decidí alcanzarla aunque era ya de madrugada, pero la estrella seguía ahí.
La confundí contigo porque iluminó mi noche oscura, mi sublime pensamiento,
la confundí contigo porque me transmitía ternura.
Le puse tu nombre.
Y así cada mañana te me escondes, y quedas sólo en mi pensamiento.

En el límite de la impaciencia

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