sábado, 20 de diciembre de 2014

Muerte

Sólo hay vacío más allá de la nada. El final del camino se vuelve pesado y el aire denso tiene un hedor a miedo y a muerte.



Escalofríos recorren el cuerpo y se pasean por todo el ambiente como espectros que divagan de un tiempo a otro en bosques perdidos. Los pensamientos se congelan, sin pasado ni presente. A medio camino observo mi reflejo y en él sólo veo un rostro demacrado, sin gracia y carente de latidos. Una imagen cadavérica me miraba desde el otro lado y parecía conocer la certeza de lo inminente. Solo existe negro, el aire desaparece, nada falta, nada sobra y los pensamientos se van.