miércoles, 7 de noviembre de 2012

Confesiones de media noche

La realidad parece disiparse en sueños llenos de ilusiones. Las paredes siguen del mismo color, la radio toca las mismas canciones que recuerdo de hace años y mi cuarto tiene el mismo aroma a frutas y dulce. Podría jurar que el tiempo no ha pasado por esta habitación, y sin embargo, yo no soy la misma.  
     Mis sueños han cambiado, mis deseos y mis metas se han transformado en algo más ambiguo, pero también más ambicioso. Y ahora tú, formas parte de mi vida, y pese a que no te tengo, te siento mío de alguna manera. Es extraño, porque el sentimiento parecería no mermarse a pesar de que tu recuerdo se difumina cada día más; siento como si observase un retrato que lentamente va degradando sus colores hasta dejar tenues líneas casi imperceptibles a la vista.
     En tiempos pasados, te habría confesado que me gustas, o que te quiero; pero en los tiempos de hoy, en los que todo es incierto y la verdad se dice con medias palabras, no estoy segura de que hubieses entendido a qué me refería.
     La verdad ya no sé si se trata de tu recuerdo, de una imagen imagen tuya o es simplemente mi mente ingenua que se inventó una historia para no perder la razón en la monotonía de esta vida.

¿La verdad? No sé si existes.

miércoles, 3 de octubre de 2012

Amor por hora

Él la admiraba desde la cama. Su silueta formada con curvas casi perfectas le tenía embelesado. Recién la había tenido en sus brazos y la había poseído con fuerza, pero necesitaba volver a tenerla tan cerca para rozar con sus dedos cada centímetro de su cuerpo.
     Él la deseaba, y ella parecía moverse provocativamente mientras se vestía. Ella lentamente acomodó sus bragas, que descubrían la mitad de sus nalgas pasando su dedo índice por el contorno de la frontera del encaje, y luego subió los tirantes acariciando la forma de sus brazos. Ella abrochó lentamente cada uno de los broches del sostén y se colocó las medias, llevando el torso de su mano rozando sus piernas. 
     Él observaba atento. Hacía tiempo que no conocía a una mujer que le provocara esa sensación de deseo en cada parte de su cuerpo, pero el bulto en la entrepierna lo hacía cada vez más evidente. Mientras ella abotonaba su blusa, él recordaba la tensión placentera en su cuerpo tras liberar cada uno de los botones minutos antes. Ella se continuaba vistiendo.
     Mientras ella tomaba su bolso, él se levantó de la cama. Tomó su billetera y depositó $300 dólares sobre   la mesa al lado de la puerta. Ella tomó los billetes y regresó a la cama para amarlo nuevamente. 

miércoles, 19 de septiembre de 2012

Lo que grita mi silencio

- "¿Qué sientes ahora?" - Y tu  pregunta me hace estallar en un mar de pensamientos, ¿sentir? ¿de verdad quieres saber lo que me estás haciendo sentir? Siento que odio esa ceguera autoimpuesta que elegiste antes que a mí...
- "Siento que es hora de irme" - Antes de que las cosas se compliquen incluso más de lo que...
- "No quiero que te vayas" - Y nuevamente me envuelves con tu voz de esa forma que me embriaga , eres como una droga que me nubla la conciencia...
- "Ya es tarde..." -

Y desde lo más profundo de tu ser encuentras un pequeño fragmento de dignidad. Mientras cruzas la última puerta, las primeras señales de autocompasión asoman en tus ojos y en ese momento lo sabes: "Cuando algo nunca fue tuyo, sencillamente no lo puedes perder".

viernes, 31 de agosto de 2012

Quisiera/I wish


Quisiera
Tengo ganas de decir Te amo, de poder pronunciar esas palabras que han permanecido dormidas por suficiente tiempo. Tanto tiempo como para olvidar qué se siente enamorarse, o que te amen. Quisiera poder exorcizar ese fuego que quema mi cuerpo y mi alma, pero la lucha es en vano. Quisiera toparme contigo en esta vida y en este mundo, y cuando eso ocurra espero tener el valor para enamorarme de ti. Quisiera que fueras real, porque en este momento los días se vuelven eternos y me atormentan en vida.
La verdad es que ya no espero nada, pero mi corazón sabe que existes y mi único deseo es que a ti te pase lo mismo.

I wish
I wish I could say I Love You, to be able to pronounce those three words which have been laying in my heart for long enough. Long enough to forget what it feels like to be in love and to feel loved. I really wish I could exorcize the fire that has been burning my body, and my soul, but I fight for nothing for it is invincible. I wish I could find you in this world and in my present life, and when it happens I hope I have enough strength to fall for you. I wish you were real because I have nothing but endlessly days that seems more like a nightmare than a life.
I am not sure of what to expect from now on, but I feel you are somewhere out there. My only wish now is you feel the same way. 

lunes, 21 de mayo de 2012

Un pensamiento

Hoy te regalé un pensamiento y tu sencillo recuerdo me hizo sonreír.
Plasmé en palabras lo que no se puede decir a voz abierta y en sueños lo que no tiene derecho a suceder.
Te extraño y nuevamente lo digo como una verdad silente que no llegará a tus oídos.
Te quiero

miércoles, 21 de marzo de 2012

Él y ella

En el preciso momento que ella cruzó la puerta, él supo que la había perdido para siempre.


Los recuerdos, las palabras y las caricias se desvanecieron de pronta manera hasta que no quedó ni siquiera una ceniza que le recordara el calor de su cuerpo. Él experimentó por primera vez el dolor y lo supo porque los ojos se le llenaron de agua y un sabor a sal enjugó su garganta.

Él nunca había vivido la otra parte de la historia, esa página en los cuentos en las que los protagonistas sufren y no encuentran consuelo. Él era siempre quien iniciaba los finales con un adiós áspero, que calaba hasta la sangre, y siempre cerraba la puerta de posibilidades a su salida. Él era quien reía siempre al final del libro y continuaba su vida sin voltear atrás.

Ella en cambio, soñaba día a día con enamorarse del amor. Imaginaba las múltiples formas en las que el destino podría toparle con su príncipe azul y sonreía al sorprenderse soñando despierta. Ella era tierna y enamoradiza, con el pensamiento lleno de ideologías utópicas. Ferviente creyente de que el mundo podía ser perfecto y que para ello bastaba una sonrisa. Ella era en parte mujer, pero con el corazón inocente que tiene una niña de 12 años, quien cree en el vivieron felices por siempre.

Él no intentó detenerla, más por miedo que por convicción, pero ni siquiera pronunció palabra.

Ella intentó no irse, pero el silencio le habló en secreto y le recitó a su mente el sinsabor del desamor. Ella no quería vivir esa parte de la historia y por eso se iba.

Él llora sin saberlo, y suspira, suspira porque la desea y la desea en cuerpo y alma porque la ama. Ella no está.

Ella se arma de valor, y aunque sabe que extrañará sus besos, emprende el viaje, hacia otros labios y otros sueños, a un mundo lleno de nuevas emociones que ella ansía conocer.

Él aún tiene miedo de que ella le olvide.

Ella hoy sonríe porque ya le olvidó.

martes, 21 de febrero de 2012

De primeras veces

Así como cuando se te doblan las rodillas con tan solo verle. Te tomas el tiempo para pensar en qué decir, cómo hacerlo, y elaboras el momento perfecto en tu imaginación. Piensas en cada detalle, en las palabras adecuadas, la mirada perfecta y hasta el aroma del perfume que usarás para ese instante. Calculas fríamente el tono, el ritmo y hasta el tiempo que debe tomarte decirlo, pero nada pasa de la manera en que pensaste. Algo no sale bien o lo que es peor, el momento de ensueño con el que pasaste en vela la última noche se convierte en una pesadilla hecha realidad.

Así son algunas primeras veces y sin más se esfuma la oportunidad y el momento, porque ya no importa el recuerdo que se genere de la segunda o la tercera... Si las primeras veces no fueron de ensueño, el recuerdo será siempre ese. Una pesadilla sin tregua.

De esas primeras veces en las que en la mente tienes el guión completo de una película, en donde sabes exactamente qué responder cuando él pregunte, y conoces incluso las acotaciones que indican de qué forma jugar con el cabello, o cuánto debe durar una pausa. Son esas primeras veces las que nuevamente te producen una sensación de vacío en el estómago y que te ponen los nervios de punta.

Son esas primeras veces...

Pero como de primeras veces ya he pasado a muchas segundas, el recuerdo se queda sólo en eso; un pensamiento.

domingo, 29 de enero de 2012

Sabor a azufre

En ese lugar no había puertas, no había noche ni día; y tampoco transcurría el tiempo. Estaba tan inmerso en mis pensamientos que no me di cuenta en qué momento llegué hasta esa habitación en donde apenas y se respiraba aire. Había un hedor que calaba, porque la piel estaba en carne viva, y la tortura era tan sutil que parecía no tener efecto alguno más allá de la autocompasión. Me sentí débil, y lo que salía de mi garganta no eran más que gritos de ausencia, gritos de silencio que proclamaban para sí: "me estoy muriendo". Lo extraño era que no dolía, y no lo hacía porque parte de la tortura era el no sentir, y perder el recuerdo de lo que fue amar en un tiempo lejano. ¿Acaso fue ayer? ¿hace un mes?, ya lo he olvidado, y en consecuencia ya no siento, ya no hay dolor ni dicha para mí, sólo vacío.

No entendí nunca el por qué de mi eternidad plausible dentro de lo que muchos llaman averno. No lo he entendido porque no merecí una explicación a palabras rotas, ni si quiera con medias verdades. Y todavía me lo pregunto, ¿por qué mi condena la impusiste tú? Nunca lo vi venir.

martes, 24 de enero de 2012

La chica de cabellera azul - Capítulo 1: Aroma a fresas

Ella no sabe que la sigo. No se ha dado cuenta que llevo varias semanas siguiendo sus pasos, como quien va detrás de una mariposa intentando atraparla. No tiene malicia, y la inocencia se le nota a veces en esos ojos verdes que quisiera no dejaran de mirarme. Pero ella no nota mi presencia, voltea como buscando a alguien de vez en cuando, pero en varias ocasiones ha pasado su mirada sobre mís hombros si pudiera ver a través de ellos, y eso me duele.
Siete semanas completas me he mantenido alerta como un vigía y sé dónde ha estado y con quien; aún así ella no sabe nada. Ayer, por ejemplo, iba con una amiga, que parecía más una de esas mujeres que esperan cada noche por alguien. Llevaba una falda de colegio que apenas le llegaba debajo de las nalgas y y una blusa blanca abierta con 4 botones. Tan abierta que sus pechos se asomaban más de la cuenta. En cambio ella es diferente.
Ella siempre con su uniforme de colegio que le llega casi a las rodillas, pero con el cabello suelto, y a veces siento que puedo estar tan cerca que percibo su aroma. Ayer su pelo olía a fresas y mi mano se levantó para alcanzarla. Por primera vez, ella me miró.