miércoles, 8 de agosto de 2007

Quemaduras de primer grado a causa de un libro

Rocío del Mar se expuso a los rayos UV por prolongado tiempo a causa de la lectura de un libro y posee quemaduras de primer grado de las que aún no se recupera completamente.
¿A quién no se le antoja tirarse a la orilla de la playa en un caluroso día de verano? Pareciera un rito vacacional el visitar el mar y broncearnos día con día para poder obtener esa tonalidad dorada sobre nuestra piel. Así, al igual que cualquier citadino, Rocío decidió aventurarse a la playa de vacaciones, esperando gozar de la tranquilidad de un ambiente cálido, y un delicioso paisaje a la orilla del mar, durante 3 días. Todo marchó viento en popa según sus planes. Se levantaba temprano en cuanto el primer rayo de luz se asomaba por su ventana y bajaba a disfrutar de la playa antes de que se ocuparan los camastros a la orilla del mar. Durante el día aprovechaba para gozar del sol y la frescura del mar, la brisa siempre le rozaba el rostro y le humedecía el cabello, incluso antes de que sus pies tocaran las olas.
El tercer y último día de su estancia vacacional en la playa se levantó como cualquier otro y al respirar el aire fresco, la cálida ráfaga de viento le abrazó de inmediato. La sensación que recorrió su cuerpo aumentó un poco su temperatura corporal por lo que decidió bajar hacia la playa. Mientras caminaba hacia el área de la alberca pasó, como todos los días, frente a la recepción. En ese momento, uno de los aparadores del hotel llamó su atención de tal forma que la hizo regresar un poco más de tres pasos para poder observar el libro que se anunciaba en el aparador. Entró y su interés por ese libro cautivó su atención de tal forma que lo compró.
Después de tener en sus manos el ejemplar, siguió camino a la playa, cruzó la alberca y nuevamente la brisa cálida le abrazó. Al llegar a la orilla del mar observó un camastro a algunos metros de distancia y decidió ocuparlo. Colocó su toalla y cuando ya se encontraba acostada debajo de una sombrilla abrió la primera página de su libro. Leeyó toda la mañana, prácticamente devoraba los capítulos del libro uno tras otro. Pasó una hora, dos y la lectura se ponía cada vez más interesante. Sin percatarse del paso del tiempo y completamente inmersa en la historia de su libro, se saltó la comida sin chistar, ni siquiera la sensación de tener el estómago vacío la hizo separarse de los capítulos que continuaban.
Finalmente, cerró el libro cuando la luz del sol ya era insufiiente para continuar leyendo. Se levantó del camastro, recogió sus cosas y se dirigió hacia la habitación. Ahí fue cuando se dio cuenta de que su piel estaba de color rojo, completamente reseca y con unas ámpulas que comenzaron a levantarse después de que tomó un baño. Por motivos de salud, nadie debe exponerse tanto tiempo a los rayos del sol, pues no se sabe con exatitud los daños que puedan ocasionar en cada persona. Debido a ello, Rocío presentó quemaduras de primer grado, con un dolor que en ocasiones le arrancaba lágrimas. Además, se vio amenazada por los estragos que ocasionó el sol en su piel y se vio obligada a someterse a un tratamiento para evitar que la resequedad siga creciendo.

Azul Vs Gris

Generalmente, cuando despertamos por las mañanas y nos encontramos un hermoso día caluroso, con los rayos del sol rozando nuestro rostro, lo primero que hacemos, antes de salir es decidir qué vestir durante todo ese día. Por lo general será ropa cómoda, habrá quien decida usar ropa más elegante, pero siempre con frescura para no sufrir los estragos del calor a mediodía. El día se antoja para un delicioso día de playa y, pese a esto, debemos asistir a algún compromiso previo que no nos permite escaparnos a disfrutar de ese maravilloso clima. Decidimos salir con una blusa/playera, de manga corta y de la tela más fresca posible.
Toda la mañana transcurre sin imprevistos, el sol calienta hasta el cansancio y los compromisos que tenemos durante el día se van cumpliendo. Así, justo cuando nos encontramos inmersos atendiendo alguno de nuestros asuntos, la claridad del sol comienza a disiparse. Una sombra gris se dedica a avanzar amenazante sobre la ciudad entera y, justo cuando menos lo esperamos, la primera gota toca tierra. A esto, le sigue una corriente de viento que cala hasta los huesos y que resulta nada beneficiosa para el cuerpo. Por fortuna, el paraguas nunca salió del bolso o automóvil y se encuentra listo para mermar la misión de la lluvia que pareciera tener el firme propósito de empaparnos. Logramos llegar a casa y...
"Achú", el primer indicio de una inminente enfermedad se hace presente. Despertamos al día siguiente con tremendo dolor de garganta, dolor de cabeza y, tal vez, hasta un poco de temperatura. Y es en ese momento cuando el cielo pareciera mofarse de nuestra ingenuidad, pues sale reluciente, calentando cada rincón de la ciudad, y tan solemne como quien después de una completa batalla terminara sin rastro de mugre en su cuerpo. La claridad total nos permite observar el color azul celeste, que se antoja nuevamente para un día de playa y es entonces cuando recordamos que ese color tan azul y tan reluciente puede transformarse en gris.

Rocío del Mar Sandoval Maza

lunes, 6 de agosto de 2007

La nueva era

Para aquellos a quienes no nos interesa la constante interacción vía electrónica, el incursionar en la nueva era del internet, donde se encuentra absolutamente toda la información, resulta un completo dolor de cabeza.
Aún así, heme aquí intentando superar una adicción que parece devorarme y perseguirme sin piedad.
Vivo en la nueva era, soy adicta a la nueva era y aquí estoy.

Rocío del Mar