viernes, 25 de febrero de 2011

Siguiendo la huella de mis pasos

Hace varios meses que no visitaba este rincón, y sutilmente ha caído casi en el olvido. No obstante, en ocasiones se convierte en el aire cuando en mi mundo no bastan los respiros. Vivo en un mundo de caos, y no quiero sonar egocentrista, por lo que aclaro que cada uno de nosotros vive en su propio mundo, pero el mío en estos instantes se encuentra de cabeza.
     Tengo tres pasiones en la vida y en ocasiones quisiera que todo lo demás desapareciera, para poder disfrutar de cada una de ellas. Pero a pesar de ser tres cosas tan independientes una de la otra, están relacionadas entre sí. La una te puede ir llevando a la otra casi sin que te des cuenta y las tres son piezas clave en el arte de la seducción. 

1. Pasión que entra por los sentidos: la comida. Al probar un alimento puedes sentir como se activan todos y cada uno de los sentidos. Escuchamos cuidadosamente el sonido de la mantequilla hirviendo en un sartén, lo que activa la primera señal en nuestro cerebro. Inmediatamente después el aroma se cuela por nuestras narinas y como se dice coloquialmente "Se hace agua la boca". Pero ahí no termina todo el proceso, porque la tercera señal entra por la vista, aunque con el aroma el antojo se hace incontrolable, el ver un apetitoso platillo nos invita a probarlo. Lo sentimos no sólo con nuestro tacto, sino también con todas las terminaciones nerviosas que produce esa sensación de suavidad al deshacer algo en nuestra boca. El probar un exquisito manjar nos abre la puerta a otra dimensión, en donde nos es posible conocer culturas desde otra perspectiva.

2. Pasión que entra por el corazón: la danza. Bailar no es un verbo cualquiera. A pesar de que la gente piense que para bailar se necesita música, yo les puedo decir que están completamente equivocados. Para bailar sólo se necesita una cosa: corazón. Se puede sentir un ritmo de cualquier sonido cotidiano: el tic-tac de un reloj, el sonido de las gotas de la lluvia al caer, o el silencio mismo. La danza a diferencia de la comida, no entra por los sentidos, sino que sale de ellos. Por ello, me atrevo a segurar que no existe nadie que "no sepa" bailar, pues el ritmo corre por las venas, la danza está dentro de nosotros.
     Muchas personas no comprenden la sensación de actuar e interpretar una historia al ritmo de distintas notas musicales. No lo entienden porque nunca han experimentado esa adrenalina de sentir cómo la sangre se calienta y comienza a correr de pies a cabeza; es una especie de descarga eléctrica que recorre todo el cuerpo y va tensaando cada músculo. La danza es como una droga que tiene un efecto sobre cada tiempo. El baile es algo que se exuda, se lleva, se vive, pero sobre todo, se siente. 

3. La pasión que entra por cada poro del cuerpo: el sexo. La pasión más importante y la que más se llena de misterio es el sexo. Porque detrás de un encuentro candente, hay todo un arte, hay incógnitas, hay una gran interrogante que nos envuelve sutilmente. Para disfrutar el sexo debe haber toda una gran puesta en escena previa, en donde el arte de la seducción entra en juego. El sexo, a pesar de ser un tema tabú, es uno de los encuentros más perfectos que existen en la vida; es una experiencia de autoconocimiento, que se convierte en una danza. El encuentro ocurre entre dos partes que se atraen. Ya sea por cuestión de química, o por necesidad biológica, el sexo es todo unn ritual sagrado en donde ambos se llenan de adrenalina. Se contraen músculos que ni siquiera sabíamos que existían y el candor de la experiencia llena el ambiente de ferormonas. El sexo es simplemente, perfecto.

1 comentario:

Francisco dijo...

Muy buen post, estoy totalmente de acuerdo. Aunque yo no le pondría crema batida a las fresas, ya que ser intolerante a la lactosa NO es una pasión de la vida.